Perú vive incertidumbre en medio de incesantes protestas contra Boluarte
LIMA, (Xinhua) — Las jornadas de protestas que registra Perú desde diciembre pasado han sumergido al país en una incertidumbre que deja poco claro de lo que será el panorama en los próximos meses, ya que los manifestantes prometen no ceder en sus protestas, y la presidenta peruana, Dina Boluarte, descarta renunciar.
En medio de la violencia que ha golpeado a la nación sudamericana a pesar de que el Gobierno insiste en iniciar un proceso de diálogo, Boluarte se ha visto obligada a subir el tono y advertir que, junto a la Fiscalía, procederá a verificar y abrir carpetas fiscales a quienes están generando inestabilidad y destrozos.
Por su parte, los manifestantes, concentrados principalmente en las regiones meridionales de Arequipa, Cusco y Puno, advierten que no darán marcha atrás hasta que sea resuelta su agenda, que mantiene como exigencia la dimisión de la mandataria, el cierre del Congreso y el adelanto de las elecciones.
En su afán por ratificar su sólido rechazo al Gobierno, muchos de los dirigentes sociales y manifestantes dieron un paso más y se trasladaron a la capital para la denominada «Toma de Lima», una gran marcha que recibió el apoyo de un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y de la Confederación General de Trabajadores del Perú.
Aunque esa movilización, que inició el 19 de enero, no logró el retiro de Boluarte, ha supuesto un trago amargo para la nueva mandataria, debido a los enfrentamientos en plena capital entre ciudadanos provenientes de las diferentes partes del país y la Policía, dejando además daños en la ciudad valorados por encima de los 800.000 soles (unos 207.000 dólares).
Más de 200 personas que llegaron del interior y que se albergaban desde el 18 de enero en las inmediaciones de la UNMSM fueron detenidas ayer sábado por la Policía Nacional, tras considerarse que habrían actuado en «flagrancia» al ingresar y alojarse en la institución sin el permiso de las autoridades.
Mientras tanto, la jefa de Estado y su Gabinete, dirigido por el primer ministro Alberto Otárola, han seguido de cerca e intentado controlar las manifestaciones en el interior, incluyendo en regiones septentrionales como La Libertad, que también se ha visto afectada por el bloqueo de carreteras.
En el sur, además de los bloqueos de las vías, los manifestantes han intentado tomar los aeropuertos de Arequipa, Cusco y Puno, pero la Policía Nacional ha respondido rápidamente para evitarlo, y durante los enfrentamientos se han registrado pérdidas de vida.
De acuerdo con los reportes oficiales, este país suma 62 fallecidos, 46 de ellos manifestantes, un policía y 15 civiles.
Frente al panorama de protestas, desencadenadas el 7 de diciembre cuando Dina Boluarte asumió constitucionalmente el mando tras el «fallido autogolpe» y destitución del expresidente Pedro Castillo, la propia mandataria pidió «perdón» por la situación, pero ha recalcado que no va a renunciar.
Para el legislador izquierdista de Perú Libre, Flavio Cruz, la renuncia de la presidenta es lo que pide «la voz del pueblo» en este momento, y por ese motivo las regiones se mantienen paralizadas.
En conversación con Xinhua, afirmó que su bancada considera como una «solución» la inmediata dimisión de Boluarte, quien por su parte ha pedido ante el Congreso que se adelanten las elecciones generales para abril de 2024.
En tanto, el excanciller Miguel Rodríguez Mackay calificó de «absurdo» el pedido de renuncia tras aclarar que Boluarte no está usurpando el cargo, pues lo «asumió respetando la sucesión constitucional», ya que era la vicepresidenta de Castillo.
Rodríguez Mackay resaltó que Pedro Castillo, quien lideró la fórmula presidencial integrada por Boluarte, «cometió una torpeza y propició él mismo su vacancia» cuando intentó disolver el Parlamento, «de modo que nadie usurpó nada».
Por su parte, el periodista Augusto Álvarez, del diario La República, sostuvo que «con todos sus defectos y deficiencias», Dina Boluarte debe seguir al frente del Poder Ejecutivo porque, de lo contrario, «se viviría un caos» al no existir un acuerdo de quién sería su sucesor.
En un eventual caso de que ella renuncie le tocaría asumir al presidente del Congreso, José Williams, pero para Álvarez la máxima autoridad legislativa es parte de una bancada (Avanza País) que tiene una representación «muy pequeña» en el Parlamento, por lo que «requeriría del apoyo de otras fuerzas políticas».
Por ahora, la situación sigue siendo sombría para esta nación sudamericana, que con la llegada de Boluarte pasó a sumar seis presidentes en apenas seis años y que pide en el interior unas elecciones anticipadas, con lo que pasaría a tener su séptimo mandatario o mandataria en tan corto tiempo.