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Presidente cubano pide equidad y justicia globales

NACIONES UNIDAS, (Xinhua) — En medio de los crecientes desafíos del hambre y la pobreza, los países en desarrollo se mantienen firmes en su prolongada lucha por un mundo más justo y más equitativo, dijo hoy el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el debate general de la Asamblea General de la ONU.

En nombre del Sur Global, el presidente defendió la reforma de los sistemas financieros internacionales y un importante incremento del apoyo a las iniciativas de desarrollo sostenible y clima.

La semana pasada, Cuba realizó la cumbre del Grupo de los 77 (G77) más China, la organización más grande de países en desarrollo de la ONU, integrada por más de 130 países.

Díaz-Canel recordó que el bloque fue fundado hace seis décadas con la misión de remediar siglos de injusticia y abandono y ahora representa aproximadamente el 80 por ciento de la población mundial.

Los países del G77 «no solo tenemos el reto del desarrollo, sino también la responsabilidad de modificar las estructuras que nos marginan del progreso global y convierten a muchos pueblos del Sur en laboratorios de renovadas formas de dominación», dijo, y añadió que «urge un nuevo y más justo contrato global».

El líder cubano discutió la falta de avance para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un tema de particular énfasis durante la semana de alto nivel de la Asamblea General de la ONU de este año.

Los líderes mundiales adoptaron los ODS hace ocho años como un proyecto por un mundo mejor, con promesas que incluyen acabar con la pobreza y el hambre, garantizar que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad y proteger el medio ambiente para 2030.

El plazo se está acercando y «el panorama es desalentador», dijo, y destacó que 800 millones de personas siguen padeciendo hambre, mientras que 760 millones de individuos, de los cuales dos terceras partes son mujeres, no saben leer o escribir.

Díaz-Canel enfatizó que los esfuerzos de las naciones en desarrollo por sí mismos son insuficientes para materializar estos objetivos y destacó la necesidad de medidas tangibles que incluyan acceso al mercado, términos financieros más justos, transferencias de tecnología y colaboración Norte-Sur.

«El G77 reclama derechos y continuará demandando una transformación profunda de la actual arquitectura financiera internacional, porque es profundamente injusta, anacrónica y disfuncional. Porque fue diseñada para lucrar con las reservas del Sur, perpetuar un sistema de dominación que acrecienta el subdesarrollo y reproducir un modelo de colonialismo moderno», dijo.

Sobre la crisis climática, el presidente censuró a las naciones industrializadas por su incapacidad para cumplir sus obligaciones mundiales, sobre todo con respecto a la movilización anual de 100.000 millones de dólares para ayudar a las naciones en desarrollo en sus esfuerzos de mitigación y adaptación.

Dijo que el G77 realizará una Cumbre de Líderes del Sur en el contexto de la 28° sesión de la Conferencia de las Partes (COP28) de la conferencia de la ONU sobre el clima de este año en Dubái.

«La COP 28 demostrará si, más allá de los discursos, hay real voluntad política de las naciones desarrolladas para alcanzar los impostergables acuerdos que se requieren en esta materia», dijo.

El presidente también expresó su oposición a las «medidas coercitivas unilaterales, descritas eufemísticamente como sanciones», impuestas contra Cuba y otras naciones como Venezuela, Nicaragua, Zimbabue, Siria, República Popular Democrática de Corea e Irán.

También condenó enérgicamente el agobiante bloqueo económico de 60 años de existencia impuesto a Cuba por Estados Unidos y lo describió como «totalmente unilateral e injustificado».

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